Son las historias las que deciden el camino que quieren tomar por lo que, pese a comenzar con la intención de escribir un relato sucio, éste ha decido convertirse en algo más "ñoño"...
No es real, ni mucho menos

Inquieta. Llevo días sintiéndome extraña.
Nada tiene que ver con el rumbo que ha sufrido mi vida.
No, esa sensación que se enrosca en mi estómago y me eriza el vello nada tiene que ver con mi actual situación, no obstante comenzó con mi traslado a este lugar.
Probablemente se deba a mi vinculación con esta hermosa tierra, que hace aflorar unos sentimientos que siempre me desbordan. Aquí, si cabe, me siento todavía más insignificante, rodeada de personas arrolladoras, seguras, decididas, triunfadoras. Todo ello no hace sino aumentar mi retraimiento que lejos de perturbarme desencadena un placentero silencio.
Disfruto escuchando, estando en un segundo plano. La dulce cadencia de sus voces, de su entonación, me cautiva. La seguridad que tanto necesito aparece de forma natural en quienes me rodean. Me encuentro arropada por un cariño sincero que me aporta la cordura que necesita mi alma.
Acostumbro a sonreír, aunque no consiga que la alegría se refleje en mis ojos. Cumplo con este propósito a diario, esperando que traiga de regreso mi alegría.
Bajo de mi nube, obligándome a prestar atención a quienes me acompañan, obligándome a participar en su animada charla cuando, de nuevo, siento ese característico tirón en la nuca que me pone en guardia.
No sé qué busco, pero mis ojos barren una y otra vez el local desesperados, deseando dar con el motivo de mi inquietud.
Todo parece normal, no obstante yo sigo con esa especie de alarma interna que me obliga a estar alerta.
Todo parece normal, pero sé que no es más que un espejismo.
Todo parece normal, sin embargo de igual modo que una inconsciente mariposa revolotea alrededor de una llama, siento una aterradora atracción hacia una zona en penumbras.
Aún sin distinguir qué se oculta entre esas sombras, sé que está relacionada con la inquietud que me asalta continuamente...
Lentamente me incorporo, aparentando una serenidad que estoy lejos de sentir.
Intento llegar a la zona que se ha convertido en una suerte de obsesión, pero no consigo desembarazarme de mi "gente" y, cuando logro llegar a mi objetivo tan sólo queda un leve rastro de una fragancia tremendamente varonil, con un toque exótico y sensual.
La desilusión me invade...
¡¡¡Qué estúpida!!! -me recrimino mentalmente-. Ya debería saber que nada bueno tiene el destino reservado para mí...
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Esta noche me siento especialmente desubicada.
Me angustio al percibir la especie de turnos rotantes que tratan de evitar mi soledad, siempre con la mejor intención, siempre acompañados de sonrisas. Aún teniendo obligaciones y deberes se deshacen en atenciones hacia mí.
Siento una opresión en el pecho que se mueve entre el agradecimiento y la culpa, un ahogo tan intenso que, simulando una alegría que no siento, me despido entre sonrisas, en busca de la refrescante soledad de la noche.
Necesito reflexionar, ser yo misma.
Camino sin rumbo fijo, atravesando empinadas calles cargadas de historia... como tantas veces hice en el pasado. En esta ocasión sola, sin el mejor embajador que tuvo esta tierra legendaria.
Pierdo la noción del tiempo inmersa en mis pensamientos, permitiéndome ser yo misma sin la necesidad de disfrazar mis emociones. Hace rato que la brisa secó mis lágrimas.
Más serena, me siento a descansar en un banco de piedra, descalzándome para masajear mis torturados pies.
Aún viviendo en esta especie de noria en la que se ha convertido mi vida, no puedo evitar conservar un punto de coquetería calzando unas sandalias de tacones absurdos, totalmente inadecuadas para aventurarme por caminos empedrados.
Absorta en las sensaciones placenteras que provocan mis manos, no percibo la presencia que observa mis movimientos. Una voz cultivada me sobresalta.
-Hermosos pies
Sobresaltada, giro hacia esa voz profunda y seductora, notando como las piezas dispersas en mi cerebro encajan de forma natural para indicarme que el causante de mi inquietud se encuentra frente a mí...